Los que andan haciendo...

Después de haber deambulado algunos años por otros barrios entre exilios y destierros, volví a mi Saavedra natal.
Lo primero que hice fue salir a recorrer sus calles, su parque y sus habitantes, tratando de corroborar que lo que estaba, esté y que de lo que había, haya.
No encontré demasiados cultores de las conspiraciones culturales y políticas en sus habituales espacios. Tal vez lo anden haciendo virtualmente o tal vez anden retrocediendo ante el vertiginoso avance de unas torres que se vienen despiadadamente por García del Río. Las torres avanzan empujadas por Malos Ayres y van repletas de gente a la que poco le importan los poetas solidarios y sus solitarios planes de detener a quienes siguen corriendo los mojones.
Estos ingratos invasores se adelantan con sus consecuentes y uniformadas veredas que, mas osadas, se esparcen por todo el barrio sin respeto alguno. Dolina sostenía que las veredas de Saavedra tenían un encantador estilo que consistía precisamente en no tenerlo.
Es probable que de seguir su invasión no respeten ni siquiera lo público, incluidas las escuelas. Escuelas donde han instalado cantar el himno a Sarmiento y sólo les falta el Minué, el Pericón y algunas menudencias como salarios dignos y mantenimiento. Los de las torres mandan sus hijos a otras escuelas.
Mientras tanto, con una millonaria inversión, le han lavado la cara al parque, el mismo parque en el que andan protestando profes y alumnos de los talleres del centro cultural Spilimbergo, ya no por presupuesto, lo que reclaman es que ante el abandono, les dejen usar el centro para recaudar fondos. Los que están haciendo Buenos Aires creen que la cultura es un Kiosko, donde si no cierran las cuentas hay que bajar las persianas.
Los señores acorbatados son capaces de asfaltar las murgas y las bibliotecas populares, enrejar el parque, talar sus eucaliptus para que los alteradores de semillas siembren soja, convertir la calesita en un fast food y poner parquímetros a lo tonto.
Espero que reaccionemos ante quienes en una necesidad, ven un negocio, y les hagamos entender que antes de que ellos empezaran a hacerla, Buenos Aires estaba hecha.