Ella

Ella nunca me prometió nada, tampoco me traicionó, y eso para mi es muy importante.Cuando llega, cuando vuelve, viene como diciendo : " Me gusta cuando juegas", y me hace sentir que todo depende de mi. Con ella puedo ser posesivo y egoísta, hace que me vea protagonista en mis virtudes y mis miserias. Somos ombligos de una aldea aún pequeña que sigue atentamente nuestros movimientos pretendidamente sensuales, y los aplaude o los abuchea.Le da el cuero más que a muchos, a pesar de haber sido golpeada brutalmente.Su geometría, su gravedad, sus formas son simplemente perfectas, su entrega es estremecedora, aún así, algunos sólo pretenden sacársela de encima y otros, poseerla eternamente.Es de aquellas que cuando uno se engancha, no puede desprenderse aunque la vieja nos insista en que nos dejemos de joder con ella.Sus detractores sostienen que maltratarla es lo más conveniente. Quienes sabemos amarla aseguramos que con respeto y buen trato, se hincha de orgullo y se lubrica ante las asperezas de la vida. Al contacto con sus curvas, su silueta se modifica formando un sinfín y al unirnos muta sus contornos para encajar en mis extremidades, transformándonos el uno en una proyección del otro.Cuando otros se le acercan, me surgen inevitables los celos y la angustia. Allí me conformo pensando como el trovador : " La prefiero compartida antes que vaciar mi vida ".Siento la necesidad de quedar en su recuerdo.No sé si aquella noche en que después de un vuelo vertiginoso la dormí en mis muslos o aquellas tardes donde juntos dejábamos desairados a torpes pretendientes, alcanzarán. Como ya no estoy pudiendo repetir esas hazañas, tal vez me olvide como a tantos otros. Yo la seguiré llevando en mi alma. Acarrearé todavía las palpitaciones y los restos de humedad, soñaré con el regreso y daré lo que sea por tenerla en mis manos, aunque deba aceptar por primera vez en mi vida la ofensa de que me manden al arco.